Quien lo iba a decir... parecía que el Real Valladolid aunque no obtenía resultados del todo positivos había encontrado la senda a seguir para luchar por la permanencia, pero de nuevo esto tan solo fue un espejismo, porque el equipo se deshizo como un azucarillo a partir del partido ante el Sevilla... y poco a poco a Sergio le dio un ataque de entrenador con el que comenzó a hacer cosas que nadie puede entender, pero es que los jugadores tampoco quisieron responder en el campo y comenzaron a arrastrar el escudo pucelano de una manera indigna y que ha terminado de encendernos a toda la afición.

 

La misma afición que mantuvo la fe y se volcó para recibir al equipo en el encuentro ante el Villarreal y que tras lo visto en el terreno de juego se quedó una vez más chafada y poco sorprendida de ver cómo este equipo era incapaz de reaccionar ni cuando la ocasión más lo merecía.

 

Por desgracia nadie en el club ha querido actuar cuando había tiempo de reacción y el Real Valladolid va a dar con sus huesos en Segunda División en lo que todos esperábamos como un temporada ilusionante y se vuelve a repetir lo mismo que en los últimos descensos, pues cuando el club trata de dar un paso adelante y hace múltiples cambios en su plantel acaba haciendo el ridículo, sobre todo esta temporada.

 

Y ojo que aquí nadie dice que no se pueda descender, pero lo mínimo que se pide es competir y con una victoria en toda la segunda vuelta de la competición lo único que se ha hecho es arrastrar la historia de este club que tendrá que volver a trabajar y montar un proyecto que enganche a la ciudad. Ya no vale con Ronaldo, el cual está dejando mucho que desear, mucha inversión el estadio, muchos proyectos ilusionantes, pero a la hora de la verdad, cuando los resultados más lo pedían, desaparece y se queda en Formentera ajeno a todo lo que ocurre en su club. De nada vale todo lo que ha hecho si luego tienes que jugar en Segunda (con todo el respeto para estos equipos).