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Ilusionados por la política

Por Félix de la Fuente

A los españoles sí, pero al Parlamento Europeo no se le puede engañar


Ser engañados no es sólo responsabilidad del engañador. Actualmente tenemos elementos suficientes para estar informados sobre cualquier cuestión social o política que nos interese. Por tanto, si en estos campos alguien nos engaña, no echemos la culpa a nadie, y mucho menos, si es la segunda vez que el engañador nos la juega.

Hace aproximadamente 14 años, en el Santa Santorum del independentismo catalán, es decir en la sede de Barcelona del Ómnium Cultural, le dije públicamente a un eurodiputado de CIU que estaba engañando a los independentistas catalanes, pues el "catalán nunca llegaría a ser lengua oficial de la UE, porque, aunque el gobierno español estuviera de acuerdo -eran tiempos de Rodríguez Zapatero-, Francia y otros países no lo aceptarían jamás.  No es que yo no apreciara o no aprecie el valor del catalán o de cualquier otra lengua. Es que, si el catalán fuera reconocido como lengua oficial de la UE, se tendrían que reconocer otras 70 lenguas más, algunas de ellas, como el bávaro, más habladas que el catalán. Catorce años más tarde Sánchez y Puigdemont siguen con la misma cantinela a sabiendas de que están engañando a la gente, y muchos ciudadanos siguen alimentado falsas esperanzas.

Ninguneados hemos sido también todos los ciudadanos de la UE por la actual presidencia rotatoria española, que, en lugar de preocuparse de los problemas de Europa, sólo se ha interesado por los problemas de su gobierno, poque, si escuchamos atentamente el discurso de Pedro Sánchez ante el Parlamento Europeo con motivo de la clausura de la presidencia española, veremos que el tema de Europa le importa un comino. Intervenir ante el Parlamento Europeo, para hablar casi exclusivamente de la buena salud de la democracia española y para atacar a Vox y al PP es reírse de todos los ciudadanos europeos. No es de extrañar que en el Parlamento europeo Sánchez tuviera que escuchar "go home", cosa que no le ha ocurrido, que yo sepa, a ningún otro presidente del Consejo de la Unión.

"España no debería presidir el Consejo de la UE", dije hace varios meses y, en vista de los hechos que todos hemos vivido, tengo que decir ahora que no estaba equivocado.

No sé qué dirá Europa respecto al proyecto de Ley sobre la amnistía. Lo que sí sé es que ahora son tres las partes implicadas en este juego, pues además de Sánchez y Puigdemont, está la UE. Se podrá anular a la justicia española a través de los miembros de los máximos órganos jurisdiccionales españoles nombrados a dedo por el Gobierno. Se podrá tener sometidos a los socios de gobierno y a los demás partidos políticos que lo sustentan, pero el Parlamento europeo y la Comisión europea no son tan fáciles de ningunear.