Ni el Real Valladolid era muy bueno cuando comenzó la temporada con buen pie, ni ahora es malísimo por la racha de cuatro derrotas consecutivas. De hecho, solo hizo falta ver las ideas que tenía en pretemporada Paco Herrera -y la dinámica del grupo- para darse cuenta de que este curso no será como el anterior.
Sí, el Pucela visita al líder, el Levante UD, al borde de la zona de descenso, pero tan solo se han disputado siete jornadas -ocho con la de este fin de semana-. Hasta 42... Si por algo se caracteriza la Segunda División es por ser muy larga y este año eso puede beneficiar al conjunto blanquivioleta. ¿Por qué? Porque el técnico catalán ha llegado a Zorrilla con un proyecto claro que quiere sacar adelante.
Las claves de ese proyecto son varias, pero, lógicamente, una plantilla ganadora no se genera en semanas. Teniendo en cuenta que casi veinte jugadores son nuevos, el Real Valladolid todavía se encuentra en el periodo de adaptación. Herrera ha dado con la tecla, aunque los diferentes contratiempos le han privado de continuidad. Sobre todo con Joan Jordán, ya que su ausencia en el centro del campo ha sido más perjudicial de lo esperado.
No todos los aficionados blanquivioletas son conscientes de los diversos factores. Cierto es que el sector nervioso es una minoría, pero siempre hay alguien que se queja. Es gratis. Los más cautos han observado que los últimos resultados son engañosos. La pelotita no ha querido entrar y ahora sí que es importante que lo haga; incluso lo más necesario. Porque todo lo demás está ahí y solo queda esperar.
La adaptación sigue en proceso. Por ello, ahora más que nunca la paciencia debe prevalecer. Existen mimbres y un buen capitán al frente. Solo falta que la pelotita entre y los resultados empiecen a llegar.