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Con zuecos y pijama

Por Marcos Pastor Galán

De profesión, vendehúmos


Hace ya muchos años que se desmontan las pseudoterapias y pseudoprofesiones. El problema es que, en internet, es más fácil encontrar a alguien garantizando resultados contra el cáncer con agua de lluvia que a quien lo desmiente. De hecho, uno de los grandes bulos que han surgido en estos días contra la ciencia para fomentar el terraplanismo ha sido, literalmente, "las estrellas no existen". Sin añadir ningún dato más. Y cuando un físico ha tratado de explicar que eso no es argumentar, el negacionista le ha respondido si la ciencia puede explicar los sentimientos.

Gracias a las plataformas de vídeos y las redes sociales se han fomentado las frases sin argumentos y los lemas ridículos sin significado. O que en lugar de plantear una hipótesis aseguran una idea en base a algo que no tiene que ver, véase el terraplanismo y los sentimientos. Lo peor no es que se exponga, sino que hay quien lo cree. Porque eso demuestra el desconocimiento de todo lo que se ha estudiado, pero también, la dificultad que implica tener que demostrar cada cosa frente a la negativa de quien no aporta pruebas.

De esta manera, vender humo se está convirtiendo en una profesión, máxime desde la pandemia por COVID. Muestra de ello, está la polémica semanal que ha azotado a la enfermería con una mano abierta. El Periódico sacaba una vez más a relucir a Cristina Pedroche y su maternidad, con una frase que, teóricamente y no se ha desmentido hasta el momento, decía: "Todos esos miedos me han llevado a prácticamente ser matrona, ahora he terminado el curso de educadora prenatal con parto positivo con hipnoparto y también estoy haciendo el de posparto."

No es la primera frase polémica de la figura pública de televisión, cuestiones como "me gustaría parir una vez al mes", "me hubiera gustado leer un libro así" (en referencia a su propio libro), "he cambiado cinco veces de pediatra" o cuando insinuó la falta de formación del personal sanitario. En su favor y antes de ahondar, hay que decir que ella misma también ha reconocido estar en una situación privilegiada por su dinero y tiempo disponible para ser madre, una autojustificación a la forma en que se está expresando.

La principal cuestión es que, es fácil hacer un casting de pediatras y matronas cuando puedes pagarte una consulta diferente cada vez que alguien te lleva la contraria. Es fácil minusvalorar al personal y sus conocimientos cuando eres una figura pública. Es fácil, también, autodenominarte "casi matrona" para vender tu libro que es uno más en el mundo de la maternidad. Y digo uno más porque sin valorar si es bueno o no, seguro que no es el mejor. Pero su nombre hará que se venda infinitamente más que cualquier otro.

Ser matrona implica, para empezar, una carrera universitaria como es enfermería, opositar a la especialidad, 2 años de residencia y, sobre todo, ser profesional. Porque hasta el punto de obtener el diploma, puede ser relativamente sencillo. Sin embargo, ejercer de forma profesional lleva implícito, junto al título, desempeñar tus funciones conforme a la profesionalidad esperada. No vale con hacer cursos o con tener la buena voluntad.

Es verdad que cuando ha hecho afirmaciones polémicas, casi siempre ha hecho una aclaración posterior, lo que sucede es que esta suele ser casi tan desafortunada como los titulares. Sí me quedo con el momento en que aclaró que una matrona que atiende 20 mujeres no tiene capacidad física y mental para actualizarse, formarse más y mejorar. Porque en cierta manera es cierto. Los sanitarios no disponemos de un tiempo para formarnos, colmando muchas veces todo nuestro tiempo libre en tratar de mejorar.

Aún así, todo esto no es más que vender humo. Restar valor a los profesionales y engordar las ventas de un libro. Y esas ventas no son precisamente para mejorar el sistema sanitario.