circle

De mal gusto

Por Miguel Ángel Fernández.

Dime lo que llevas puesto y te diré dónde vives


El final de mis vacaciones me está suponiendo cierto estado de malestar que suelo desahogar escribiendo mi blog. Como soy un trotamundos, decidí aprovechar cada día de mi verano, viajando por todo el territorio nacional. Tanto es así que la semana pasada estuve en Cádiz y también en Santander. Básicamente,  me he recorrido España de punta a punta en línea casi recta.

 Comparando un poco mis compañías en ambos destinos, he observado algo muy curioso y he creado mi propia teoría sobre lo mucho que nos diferenciamos, unos de otros, a la hora de elegir nuestra ropa, por mucho que seamos todos del mismo país.

En grandes rasgos, vestimos de una manera determinada, dependiendo el país, de la comunidad autónoma, de la ciudad, o incluso de la zona del municipio en el que vivas. Puede parecer una exageración, pero yo lo veo claro. Y no habrá quién me baje de ese burro.

¿Por qué influencia a nuestro estilo nuestro lugar de residencia? Esto se debe a varios motivos determinantes como son la posición geográfica, el clima, la economía y las influencias socio-culturales.

Por ejemplo, en España se suele decir eso de que "en el norte se viste muy bien", pero no es así. No es que la gente de Gijón o de Santander tenga mejor gusto que el resto de nuestro país, sino que las personas del norte de la península se visten bajo unas circunstancias concretas.

El clima húmedo y frio, la posición geográfica abierta a Europa y la posibilidad de contar con más dinero que otras comunidades, durante muchísimo tiempo, les han permitido parecer, visualmente, más estiloso que el resto de sus vecinos españoles.

Históricamente, en el norte siempre se ha utilizado ropa más cara. Principalmente, porque toda la industria española estaba en el norte, por lo que la gente era más rica, tenía más recursos y gastaba más dinero en productos de vestimenta.

Además, al tener el factor del clima más adverso, tenían que invertir más en sus prendas, para evitar pasar frio o protegerse de los fenómenos adversos meteorológicos. Comprando buenos abrigos o calzado de calidad.

Este tipo de vestimenta más chic se debe también a la influencia europea que se recibía por la costa. Más cerca de las tendencias de París y Londres u otras ciudades más avanzadas que además se conectaban a ellos por los puertos mercantes.

Sin embargo, en el sur, al tener un clima más cálido no era estrictamente necesario gastar dinero en prendas de demasiada calidad. A parte de que casi no había industria y era todo campo, lo que supone menos dinero, más pobreza. El vestir no era, históricamente, una prioridad.

También hay que tener en cuenta que esa influencia de la moda, llegaba mucho más tarde. Por lo que en Andalucía, Murcia o Extremadura se ha tendido siempre a un estilo más relajado. Pero no es algo que haya funcionado así toda la vida o que esté en vigor a día de hoy. De hecho, hubo otros factores que alteraron esta tendencia en ciudades como Sevilla pero ese ya es un tema mucho más complejo.

En resumen lo que sucede en el norte y lo que ocurre, en contraposición, en el sur, es la herencia de esos factores que influían tanto hace algunos años.

En ciudades de interior, como es el caso de Valladolid, Zaragoza o Madrid, se ha tendido, por lo general, mucho más a lo clásico por su situación geográfica. No tenemos costa. En el sur, aunque no se invertía demasiado dinero, llegaba influencia cultural del norte de África. En el centro las influencias tardaron mucho más.

Siempre, en las ciudades sin mar, se suele ser mucho menos arriesgados. A día de hoy, esas mismas influencias llegan de las redes sociales, por eso nos seguimos comprando la ropa de forma muy distinta según el país en el que residimos.

Solo hay que ver las miles de diferencias que hay entre los creadores de contenido de Dinamarca a los de Corea del Sur. Ambos países en auge en la industria de la moda, ahora mismo, pero completamente distintos en casi todos los detalles de sus looks.

En España, hay muchas diferencias entre los del norte, los del centro y los del sur, pero también muchas semejanzas en comparación con otros países. De hecho, me he pasado todo mi viaje a Portugal, jugando a localizar al español sin que hable. Se nota mucho de dónde eres según cómo vayas vestido. Eso es así.