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De mal gusto

Por Miguel Ángel Fernández.

¿Cuánto vale un diamante?


Dentro de unos meses casa una de mis amigas. Bueno, mejor dicho: dentro de unos meses se casa la primera de mis amigas. Después de 24 años, por fin entro en esa etapa que muchos dicen que pronto comenzaré a odiar pero que, ahora mismo, deseo desesperadamente como si se tratase de una caja de Ferrero Rocher en Navidad.

Mi amiga Sara se casa y claro, su prometido le ha regalado un anillo con diamante. Como no podía ser de otra manera si este quería que su matrimonio empezase con buen pie.

Pero, ¿sabías que los diamantes no valen nada y que toda esa tradición de pedir la mano con un anillo de esta piedra es solo producto de la especulación de una maldita empresa?

Hasta el año 1870, los diamantes realmente eran algo súper exclusivo. Algo carísimo a lo que solo la realeza podía acceder por los pocos que existían en el mundo. Pero en ese año, se descubrieron miles de minas en Sudáfrica y al haber muchos más, su valor bajó notablemente.

Eso sí, siempre hay un listo que sabe sacarle partido a toda situación, por buena o mala que sea para el resto.  En este caso, el listo era Cecil Rhodes que juntó su empresa de diamantes a otra gran compañía y formó De Beers, un monopolio del diamante.

Eran los únicos que tenían minas, los únicos que podían explotar y vender este mineral. Por lo que también eran los únicos que tenían potestad de decidir cuál era el precio de esta piedra.

Pero para asegurarse de ese monopolio decidieron hacerse con todas las minas del mundo, abriendo paso a una guerra de empresarios que duró años y que les convirtió en multimillonarios por los siglos de los siglos.

Desde su posición de privilegio vendieron la ilusión de que los diamantes era algo muy escaso y muy exclusivo hasta el punto de que hoy mismo nos lo seguimos creyendo.

Desde la década de los años 20, De Beers financió  un montón de campañas publicitarias para que la demanda de sus piedras fuese creciendo y toda mujer quisiese tener uno en su joyero. Y quién se iba a negar a esa idea tan atractiva que nos ha dejado frases para la posteridad como que "un diamante es el mejor amigo de una mujer" y películas tan icónicas como 'Desayuno con diamantes' con nuestra fabulosa Audrey Hepburn soñando con los productos de Tiffany's.

Siempre he escuchado eso de que "un hombre debe gastarse el sueldo de dos meses en un diamante para proponerle matrimonio a la mujer que ama". No sé si todos lo hacen, imagino que no. Lo que sí que sé es que todos desearían poder permitírselo.

Si llevas toda la vida soñando con que tu churri se te arrodille y te pida matrimonio como en las películas, debes saber que eso es producto de una campaña de marketing muy extendida y muy exitosa. A Papá Noel lo inventó la Coca Cola y los diamantes como anillos de pedida los inventaron estos señores tan capullos y tan listos.

Porque aunque nos hayan intentado vender durante años que los diamantes son algo escaso, hay que tener en cuenta que el grafito y el diamante son las principales formas halotrópicas del carbono y el carbono es el cuarto elemento más abundante del universo.

A esto también han contribuido Sofia Loren con sus apariciones en los premios Oscar, David Beckham regalándole un diamante anualmente a Victoria para tapar sus infidelidades y Kim Kardashian exponiendo en Instagram sus selfies con sus joyas millonarias.

Pero bueno, aunque no valgan nada, lo cierto es que cuestan mucho. Y también nos molan bastante. Asique aunque yo te diga esto, seguramente lo haga porque soy pobre y nadie va a regalarme uno pero a ti te viene bien leerlo y a mi escribirlo.