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Desde mi Tribuna

Por Juan Postigo Vergel

Aquellos años locos


La RAE define la melancolía como aquella "tristeza originada por el recuerdo de una dicha perdida", o dicho de otra forma, la tristeza por pensar en aquello que dejamos atrás y que durante un tiempo nos trajo cierta felicidad. Seguro que la ha sentido alguna vez, o muchas. Con el paso de los años uno aprende a valorar cosas que de crío consideraba banales. Por ejemplo, a tener en el círculo cercano a menos personas pero también a verlas como una pieza fundamental en su día a día de adulto. ¿Me equivoco?

Esta melancolía a veces es complicada. Puede convertirse en una nube sobre la cabeza, pero al mismo tiempo puede ser algo maravilloso si sabe interpretarse. Y es que al fin y al cabo supone recuperar recuerdos positivos y que nos hicieron sonreír. Un arma de doble filo que incluso nos puede hacer pensar que no somos felices en el presente.

¿Verdad que sí? Uno rememora lo sencillo que es todo cuando se es pequeño. Piensa en la ausencia de preocupaciones, en la prioridad absoluta y total hacia sus amigos. En que uno no es más feliz cuanto más tiene, sino cuanto menos necesita. Recupera lugares y personas que le hicieron sentirse vivo. Haga el ejercicio. A veces es cerrar los ojos y evocar cosas que hasta nos harían llorar.

¿Pero saben qué? Ser nostálgico no es malo. El cambio es bueno, la evolución lo es. El error sería quedarse atrapado en el pasado. El ser humano tiene metido en su psique el movimiento, descubrir nuevas experiencias y, por el contrario, el descartar y dejar atrás otras que en su día fueron pasión. La melancolía no debe ser "el recuerdo de una pérdida" que define la RAE. Debe ser el reflejo de que hemos cambiado hacia donde hemos querido, pero sin olvidar lo que hemos sido.

P.D. Video de 'Aquellos años locos', de El Canto del Loco.