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Migración en voz alta

Por Gretell Leyva Salazar

La cita


Sábado. 7:00 am. Me levanto sigilosa. De puntillas, voy hacia el salón y enciendo el ordenador. Me adentro en el planeta electrónico de la administración pública. Surco esos mares con un arpón a la búsqueda y captura de una cita. No es una cita romántica, aunque a veces provoca las mismas ganas de: Desmayarse, atreverse, estar furioso? Sí, amigos, solo quien lo ha vivido lo sabe: es una cita de extranjería.

Las citas presenciales ante las Subdelegaciones de Gobierno y Policía Nacional son un constante tormento para las personas migrantes y los profesionales que los acompañamos. Si bien, gracias a Mercurio, la plataforma, no el planeta, podemos solicitar y obtener de manera telemática autorizaciones iniciales de estancias y residencias, así como sus renovaciones y modificaciones. Las citas previas resultan imprescindibles en todos estos procedimientos para la toma de huellas y en la mayoría de las oficinas también para la recogida de las tarjetas 45 días después.

Para conseguirlas, ni los interesados, ni los abogados, ni los gestores tenemos más alternativas que intentarlo a cualquier hora del día. Sobre todo, fuera del horario de oficina. Estamos pendientes de los susurros? sacarán el lunes a las tres de la mañana?el sábado a las siete... totalmente a merced de los caprichos del azar.

Sin mencionar, la misión imposible de la obtención de citas para solicitar asilo. Los afortunados que lo consiguen después de muchos desvelos, se sorprenden de que solo sea una ante cita. Es decir, una primera cita, a la que acudes para que te den otra cita para solicitar formalmente la protección internacional. A partir de la cual, la segunda, no la primera, comienza a transcurrir para la administración ese plazo de 6 meses para que un solicitante de asilo tenga derecho a trabajar... pero eso es otra historia.

Los profesionales nos sentimos muchas veces impotentes al no poder brindar junto con la resolución del caso, esa cita que marca el próximo paso hacia la obtención de una tarjeta de residencia. Ese trozo de plástico rectangular que para los migrantes se traduce en trabajo, empoderamiento e independencia.

La falta de seguridad jurídica para la obtención de una cita provoca situaciones de irregularidad innecesarias, proliferación de mafias y hackers que extorsionan a los migrantes. Que terminan por sentirse en muchas ocasiones ansiosos, desamparados e infelices.

Ni siquiera la buena voluntad y dedicación de los funcionarios de Policía Nacional y de las oficinas de extranjería resultan suficientes para zanjar esta situación. Necesitamos soluciones orgánicas, sistémicas y transparentes. Por ejemplo: ¿Por qué no habilitar un sistema para que las resoluciones de concesión incluyan una cita para la toma de huellas? ¿O por qué no crear una lista de espera donde los interesados o sus representantes puedan inscribirse y que por orden de inscripción y según la disponibilidad del sistema se les otorgue una cita' Por supuesto, con posibilidad de que el interesado las cancele o modifique si no puede asistir.

En fin, sirvan estas líneas como invitación a la reflexión, a la búsqueda de soluciones que aporten mayor seguridad jurídica y transparencia a los procedimientos migratorios. Para que los ciudadanos del mundo solo nos sintamos alentados, mortales, difuntos y vivos por amor; y no por un trámite administrativo.

 

Pd. Para los románticos os dejo un enlace al poema de Lope de Vega: https://www.poemas-del-alma.com/lope-de-vega-desmayarse.htm

Y para los valientes, el enlace a la página de citas de extranjería: https://icp.administracionelectronica.gob.es/icpplus/acOpcDirect