Vuelan trastos. Resuena la gresca familiar entre el hijo adolescente, rebelde y en búsqueda de identidad, la Argentina, y la vieja y siempre conflictiva madre, España, de la que era felizmente ajeno; hasta que me entra un WhatsApp de mi amigo Cacho. El Nac & Pop reconvertido en libertario. "¿Estás despierto?", alcancé a leer, mientras sonaba una inclemente videollamada.
-¿Qué le pasa al gallego ese que se anda haciendo el malo?- me espetó.
-¿Tosar?
--No, el Sancho no sé qué.
-¿Panza?
-No, no. El comunista ese que está de presidente.
-Sánchez. Es madrileño y del Partido Socialista Obrero Español.
-Por eso. Gallego y zurdo- sentenció.
"¿No me vas a decir que no lo viste al peluca en el VIVA24? Se los comió crudos; y con qué prestancia... propia de un intelectual. Además, los tiene bien puestos. Es una fiera, un león. Y da gusto verlo entre tanta gente ilustre. Gente de bien".
"Y qué linda está Madrid... bueno, España en general. ¡Una, grande y libre!, como decía el petiso ese de voz finita y bigotito. Si la viera el abuelo... se muere de nuevo, pero de la alegría. Pobre nono. No dejó de pensar ni un sólo día en España".
-Pero si tu abuelo nos contaba que se había escapado a la Argentina porque era sindicalista y porque había peleado con los republicanos.
-¿Cómo iba a ser un zurdo el nono? Nada que ver. Serían los desvaríos de la edad. Te lo juro por las memorias de Conan y Murray Rothbard.
"Bueno, che. Te dejo; que quiero salir a comprar el último libro de Milei, así voy bien afilado para la presentación en el Luna".
-Ah, qué bueno, ¿estás estudiando economía?
-No, es para las selfis de Twitter. ¡Un abrazo! -Y cortó; y me jorobó la tarde.
Ya arruinado el fin de semana y metido en faena, me puse al día con la sucesión de hechos bochornosos tirando de hemeroteca. Repasemos. Noviembre de 2023, el saludo/spot publicitario en favor del candidato del kirchnerismo, Sergio Massa, enviado por el creativo publicitario y presidente, Pedro Sánchez, durante la campaña presidencial argentina; coronado por la posterior ausencia de felicitaciones a Milei, tras la victoria electoral. Saltamos al 3 de mayo de este año con el análisis toxicológico del estado del presidente argentino, a cargo del ministro de incontinencia verbal, transportes y movilidad sostenible, Óscar Puente. Respondido el mismo día, en un desbocado y ridículo comunicado oficial de la presidencia de la República Talibán Argentina; y rematado con disculpas, sin disculparse, de Puente. El 17 de mayo la vicepresidenta de sentimientos, Yolanda Díaz, califica a Milei como "generador de odio" y propone "una política del amor y de los afectos". Llegamos al 19 de mayo y al discurso del desmesurado presidente, Javier Milei, en el que califica de "corrupta" a Begoña Gómez; sin privarse de definir al socialismo como "maldito, cancerígeno y asesino" -para que nos vamos a andar con chiquitas-. Y mención especial para el discurso medieval contra la ley del divorcio del secretario de culto argentino, Francisco Sánchez -todo muy liberal-.Y claro, con semejante colocón ya no pude parar, y seguí con las noticias de la última semana: los 1291 retuits y "me gusta" de Milei contra Sánchez, la retirada de la embajadora española en la Argentina, las gracietas del estandapero Adorni, la posibilidad de negar el acceso a España o de declarar persona non grata a Milei, la ratificación de que este último no pedirá disculpas, y su añadido calificativo de "cobarde" a Sánchez.
Todavía me dura la resaca, pero... ¿qué quieren que les diga? Qué tiempos aquellos en que los políticos era unos tipos aburridos, embutidos en ropas deslucidas, discutiendo bodrios en programas de radio y televisión todavía más soporíferos que ellos. Serán las mañas, o la edad, pero cuando busco estridencia, me pongo un disco de Rammstein, cuando quiero acción, me veo una de Marvel, si necesito humor bestial, me voy a un capítulo de South Park, si por el contrario lo quiero inteligente, me refugio en Les Luthiers, y cuando quiero un administrador de los recursos del estado, lo quiero honesto, eficiente y, en lo posible, más aburrido que surfista en el Pisuerga.
Pero no nos alarmemos, que en la política argentina todo tiene solución y de todo se vuelve. Inclusive de la calificación de "terrorista tira bombas en jardines de infantes", para luego recibir un abrazo y, nada menos, que el Ministerio de Seguridad. Si no, pregúntenle a Patricia Bullrich. Y mientras los payasos de este circo siguen con la disputa tribunera, los "argentinos de bien", como dijo Ortega y Gasset, "a las cosas". Imagino que muchos españoles, también.
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