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La factura de la energía

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La factura de la energía
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El 2021 ha sido un año en el que el mercado energético ha estado caracterizado por una elevadísima tensión en cuanto a los precios de la energía se refiere.

 

Y es que el pasado mes de noviembre, el precio del petróleo se situaba en cotas máximas -marcando cifras récord de todo el año- y el de la electricidad, en estos momentos, no deja de marcar máximos históricos.

 

El costo de la descarbonización

En el momento en que se redacta este artículo, la cifra por megavatio hora ha alcanzado los 339,84 euros, batiendo un nuevo récord que supone un encarecimiento del precio siete veces mayor en comparación al que marcaba un año atrás.

 

El hecho es que la transición energética tiene un coste y los derechos de emisión de CO2 han casi triplicado su precio durante este año, en el que a principios del mismo se situaba alrededor de los 33,43 euros de media y mientras finaliza el mes de diciembre, ya ha alcanzado un máximo de 88,87 euros.

 

Por su parte, el precio del gas también tiene su papel en la escalada de precios de la electricidad iniciada el verano pasado, y es que a lo largo del 2021, el precio del gas europeo se ha multiplicado por nueve. Al mismo tiempo, resulta muy preocupante el nivel de las reservas de gas, que ya se encuentran por debajo del 60% de su capacidad.

 

A pesar de que el gas natural tan solo supone la quinta parte del suministro eléctrico de Europa, el incremento en su precio está presionando de manera desmedida el precio de la electricidad. La Unión Europea es dependiente de las importaciones de gas y Rusia es el mayor exportador de gas a la Unión. Nos encontramos, por tanto, en tiempos difíciles.

 

Rusia no está suministrando gas y la relación entre ambos es cada vez más tensa.

 

El Kremlin presiona a EEUU y Europa, a través del gas, por el problema en Ucrania. Y el Title Transfer Facility (TTF) que señala el precio de los contratos de futuros europeos de gas natural, marca máximos históricos e intradía, batiendo todos los récords.

 

Y es que la transformación del sector energético en energías más limpias, hace sentir su coste en el bolsillo de los consumidores acusando el precio de la revolución climática.

 

Otro de los motivos que explican el alza en los precios, lo encontramos en el hecho de que las empresas ya no inviertan ni busquen nuevas explotaciones -como ha sucedido en anteriores ocasiones en los que los precios de las energías se han desbordado y las corporaciones han invertido en la extracción de carburantes para poder producir más y así sacar beneficio del aumento en los precios- debido a las presiones de los gobiernos y de la sociedad que las empujan a reinventarse utilizando energías limpias que disminuyan la huella de carbono.

 

Tampoco podemos dejar de mencionar el rechazo al uso de la energía nuclear, la cual resulta económica sin generar emisiones directas de CO2 y que podría ser un complemento en la transición hacia las energías renovables en aquellos momentos en los que no pueda utilizarse energía eólica o solar, evitando así el uso del gas o el carbón que empujan los precios al alza.

 

Aunque la realidad del cambio climático nos ha mostrado la necesidad urgente e inaplazable de cambiar radicalmente el modelo energético, el aumento en el precio del gas y la electricidad repercuten en la cadena de suministros generando presiones inflacionistas.

 

A día de hoy, los gobiernos europeos no han asumido un compromiso claro para lograr el objetivo de reducción en carbono. Mientras, se hace patente la urgente necesidad de financiación de las infraestructuras necesarias para obtener energía baja en carbono.

 

Por el momento, el escenario en el que nos situamos parece indicar que este aumento exagerado de la electricidad y el gas, será el precio que tendremos que pagar para alcanzar el objetivo de cambiar el modelo de desarrollo basado en combustibles fósiles por el modelo de cero emisiones. Y la realidad es que este modelo no sólo no será rápido ni barato, sino que será desigual. Al tiempo que nos sitúa en un contexto inflacionario a nivel mundial que ha rebasado con creces todas las previsiones.

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