La muestra se desarrollará en la Catedral y en la iglesia de San Cipriano, mientras el templo de San Isidoro será punto de divulgación
Empoderamiento femenino: Tres ejemplos que reducen la brecha de género en la Zamora rural
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, tres emprendedoras con negocios en pueblos de la provincia exponen su visión
Sus emprendimientos en la España vaciada contribuyen a reducir la brecha de género en el medio rural. La ganadera que lucha por la igualdad desde la cúpula de un sindicato agrario; la agricultora premiada en Europa por apostar por un cultivo alternativo; o la fisioterapeuta que abrió con éxito su consulta en un pueblo de cien habitantes.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, la agencia EFE ha puesto el foco en tres ejemplos de emprendimiento femenino en el medio rural que rompen estereotipos e ideas prejuzgadas de determinadas profesiones.
Sus historias con nombre de mujer dan visibilidad al empoderamiento femenino en la Zamora rural y, aunque cada una de estas empresarias tiene su propia visión de la igualdad y un recorrido particular, todas ellas han hecho el camino de regreso de la ciudad al campo para ser pioneras en su ámbito allí donde el reto demográfico supone una dificultad añadida a la hora de emprender.
De la oficina bancaria urbana al campo
Licenciada en Dirección y Administración de Empresas, Ángeles Santos trabajó en una oficina bancaria urbana hasta que un día decidió que lo que realmente le gustaba era el campo y dar continuidad a la explotación familiar de ganadería y elaboración de quesos artesanales.
Así, comenzó a llevar las riendas del negocio familiar en Fariza, la primera quesería de Castilla y León con sello ecológico y, a la vez, aumentó su compromiso con el sindicalismo agrario a través de COAG. En esa organización agraria cumplió el hito de ser la mujer más joven en acceder a la Ejecutiva nacional, en 2021. Fue, además, la persona que más respaldo obtuvo de todos los integrantes del cónclave de dirección.
Santos asegura que en el medio rural encuentra "los mismos techos de cristal que cuesta romper" en las ciudades, ya que las mujeres que trabajan "al final tienen el triple de jornada laboral porque las tareas del hogar y el cuidado de los niños siguen recayendo todavía mucho en nuestras espaldas".
Sobre la igualdad en el mundo rural, observa cómo en el sector agrario muchas mujeres invisibilizan su propio trabajo al no estar cotizando, lo que hace que se quiten valor a si mismas. "Creo que es importante que se refleje en las estadísticas, pero también en ti misma, que te des empoderamiento", defiende.
Premios a la explotación alternativa
Nuria Álvarez se muestra más positiva respecto a la reducción de la brecha de género en el campo, ya que, si bien reconoce que la agricultura puede ser un sector masculinizado, cada vez se introducen en él más mujeres y no considera que éstas tengan más trabas, sino que "las trabas son per se, la burocracia y los trámites administrativos son tan horrorosos, da igual para mí que para un hombre", tal y como pone de manifiesto en la información de EFE.
Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, Álvarez cambió su trabajo en la ciudad por el campo, en el pueblo de su familia, en la localidad de Almendra, de 151 habitantes. Montó una explotación de moras, un cultivo alternativo al que ha dedicado los últimos ocho años de su vida.
En este tiempo ha completado el ciclo con la comercialización de este producto a través de la marca Agroberry, que lo vende en fresco, congelado, en mermelada o en licor, entre otras posibilidades gastronómicas del fruto rojo.
Su labor le ha valido premios como el de Mejora de la Competitividad de la Comisón Europea o el premio Excelencia a la innovación en la actividad agraria del Ministerio de Agricultura.
Fisioterapeuta, mujer y rural
La que aún no atesora premios es Blanca Calvo, si bien merecería uno por su valentía para emprender en un pueblo de un centenar de habitantes en un negocio tan especializado como es una clínica de fisioterapia.
Esta fisioterapeuta que vivió en Zamora y estudió la carrera en Ponferrada, en León, se fijó en el pueblo zamorano de su familia materna, Riego del Camino, con 95 habitantes, para abrir hace dos años "El Árbol de la Vida" un centro de fisioterapia que lejos de fracasar ha ampliado sus servicios al sumar esfuerzos con una psicóloga que también ofrece sus servicios en las instalaciones.
Alejado de grandes núcleos de población y a mitad de camino entre Zamora y Benavente, Blanca Calvo está especializada en patología neurológica y recibe a pacientes captados no sólo entre la población envejecida del entorno sino incluso de la capital zamorana.
Como profesional mujer, en alguna ocasión ha tenido que enfrentarse a comentarios machistas e ignorantes como el de que para el trabajo de fisioterapia "siendo chica no vas a tener fuerza".
Una fuerza que estas tres emprendedoras han mostrado en su día a día para aminorar la brecha de género en el medio rural.
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