La nueva campaña para prevenir incendios forestales lanzada por la Asociación Cryosanabria se enmarca en el Proyecto Libera, ante el "nuevo escenario" que ha hecho que "la actual política de lucha contra incendios haya quedado desfasada".

"Los grandes incendios, una vez se desatan, son muy difíciles de extinguir, por muchos medios humanos y materiales que se empleen", señalaron fuentes de la Asociación, según Ical. "Se debe apostar por afrontarlos con actuaciones que reorienten el actual modelo, centrado en la extinción, hacia una política de prevención integral".

"Esta política debe incluir no sólo medidas de prevención, sino fomentar actividades primarias, aprovechamientos tradicionales e innovadores y la concienciación y participación ciudadana", exponen desde la misma asociación. "Seguimos sin medidas efectivas y preventivas para atajar los incendios. Tenemos que cambiar de estrategias, ya que los incendios han cambiado". 

La campaña, que se difunde a través de redes sociales y carteles en establecimientos públicos, obedece a "cambios que han ido produciéndose en años anteriores y que serán cada vez más patentes", basados, según indican, en el cambio climático, el abandono del campo, la invasión de la vegetación en bancales donde antes se cultivaba, vertederos ilegales, abandono de montes privados y falta de campañas en el ámbito local.

"Con las frecuentes olas de calor y las enormes sequías, se producen con mayor frecuencia los temibles macroincendios, que han aumentado un 175% en la última década", apuntaron las mismas fuentes.

"El abandono del campo, debido al envejecimiento de la población y a no tener una rentabilidad para sostener la actividad agrícola o ganadera es, en parte, consecuencia de que ninguna administración pone medidas suficientes de gestión que favorezcan una económica mínima para rentabilizar los cultivos y una ganadería sostenible que puede ayudar a limpiar la vegetación baja de los montes", agregaron.

Igualmente, la Asociación Cryosanabria incidió en el "aumento impresionante" de la biomasa existente y de su estado de sequedad, que facilita una combustión muy rápida y en el "estado de abandono" de los montes privados, que "son, en su mayoría, un polvorín imposible de apagar en caso de producirse un incendio", según informa Ical.