El pasado 1 de enero marcó el comienzo del fin de las cabinas telefónicas. Ese día la operadora que había sido encargada para mantener este servicio, Telefónica, dejaba de estar obligada a mantener unos dispositivos que están prácticamente fuera de uso desplazados pos los móviles: de hecho, hay muchas cabinas en las que no se llega a hacer una llamada al cabo del año. A pesar de ello, mantener el servicio cuesta bastante dinero pese a que nadie lo usa. Ahora ha llegado el momento de decidir qué hacer con ellas y parte de su futuro podría ser convertirlas en puntos de acceso a Internet en la calle o para personas vulnerables.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha abierto un trámite de audiencia relativo a la puesta en marcha del mecanismo de financiación para compartir el coste neto del Servicio Universal, que antes asumía en solitario Telefónica. El servicio universal costó 14,6 millones de euros en 2018 y será reformado tras la aprobación de la nueva Ley General de Telecomunicaciones en las próximas semanas. Así que el primer paso es asumir el coste de liquidar su uso.

Este acceso universal consiste, entre otras cosas, en la prestación del servicio de telefonía de pago con monedas o tarjetas a través de los terminales ubicados en la vía pública, las cabinas telefónicas. Telefónica se ocupaba de ello hasta el 1 de enero de 2022 y asumía ese coste, aunque en los últimos años había sido por designación ya que nadie lo quería prestar a través de la liciación que se hizo. Mantenerlas no tiene sentido. Su uso ahora mismo es testimonial. Desde ellas se han unas 0,17 llamadas al día, una a la semana, la gran mayoría ni se usa y casi el 90% de la población no las ha utilizado nunca.

En la actualidad sobreviven unas 15.000, muchas vandalizadas, herencia de una norma según la cual las poblaciones con más de 1.000 habitantes debían hasta ahora hora tener al menos una cabina instalada, y otra adicional por cada 3.000 habitantes. Ahora Telefónica va a trazar un plan para ir retirándolas de la calle.

Ahora, la nueva ley aprobada hace unas semanas marca cuál puede ser el futuro de las cabinas. El texto retira la obligación de mantener las cabinas telefónicas y da más importancia a la inclusión de servicios de conectividad a Internet de este servicio orientado a las personas en situaciones vulnerables. En algunos casos se están reutilizando como puntos de acceso a Internet a través de Wifi o recarga de dispositivos.