El buen tiempo y la festividad de la jornada han propiciado hoy la concentración de miles de personas en la Plaza Mayor de Zamora y su entorno para asistir al encuentro de la Virgen y Jesús Resucitado.

Muchos aprovecharían después el espléndido día primaveral para disfrutar del Domingo de Resurrección en los establecimientos de la zona, rematando con un buen "dos y pingada", el plato típico de este día en Zamora, consistente en un par de huevos fritos con magras de cerdo, como símbolo del final de la Cuaresma, que bien puede concluirse con torrijas o aceitadas.

Antes, sobre las once de la mañana, los disparos desde el balcón del Ayuntamiento Viejo, actual sede de la Policía Municipal, anunciaban ya que el encuentro estaba próximo, gracias a los desfiles organizados por la Cofradía de la Santísima Resurrección, cuya fundación se remonta al menos al año 1562 y está hoy formada actualmente por unas 1400 personas.

Jesús Resucitado, camino de la Plaza Mayor, llegando por la calle de Ramos Carrión. La Virgen, aún con manto de negro luto, se acercaba, tras recorrer otras vías, por la calle Renova.

Ambas imágenes, acompañadas de los cofrades de la Santísima Resurrección, vestidos ya no con túnicas, sino con ropa de domingo, y con varas rematadas por las primeras flores de la primavera, en vez de las cruces de los demás desfiles semanasanteros.

La Banda de Cornetas y Tambores de Zamora abría el desfile procesional de la Virgen del Encuentro, que había partido sobre las diez menos cuarto de la iglesia de Santa María de la Horta, tras haber salido antes del mismo templo la imagen de Jesús Resucitado.

Y así, recorrieron por separado distintas zonas de la capital, como acostumbran año tras otro, hasta su encuentro en la Plaza Mayor al son de las bandas de música.

El Resucitado, imagen titular, sale acompañado con música festiva mientras la Virgen del Encuentro recorre otras calles con marchas fúnebres hasta reunirse con Jesús en la Plaza Mayor, donde se produce "el encuentro", momento marcado por los tiros de escopeta con salvas desde los balcones como explosión de alegría, y en el que la imagen de la Virgen se desprende del manto de negro luto entre las campanadas eclesiales y los aplausos de los asistentes.

Después, bajarían ya los dos juntos por Balborraz hasta el barrio de La Horta, para retornar al templo de salida, en una procesión que ya anticipa las próximas celebraciones romeras.

Cofrades de la Santísima Resurrección en la bajada por Balborraz tras producirse el encuentro entre la Virgen y el Resucitado (Foto Ical)