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Un "muro humano" que lo amparaba, un sombrero de paja para camuflarse y un coche a punto con una silla de ruedas como disimulo. Así logró el expresidente catalán Carles Puigdemont burlar a los mossos que intentaron detenerlo, quienes a la postre tropezaron con un semáforo en rojo que frenó la persecución, relata EFE.
Unas maniobras de distracción planificadas al detalle, al abrigo del multitudinario acto de "bienvenida" que Junts y las entidades soberanistas organizaron para recibir a Puigdemont, propiciaron que esquivara a unos Mossos que carecían de información sobre sus pasos previos y que, como ha reconocido este viernes el comisario jefe Eduard Sallent, creyeron en sus palabras de que asistiría al pleno de investidura, a riesgo de ser detenido.
Estos son los momentos clave de una huida que ha puesto de nuevo en jaque a los Mossos d'Esquadra y ha dado pie a una insólita andanada del comisario jefe contra el expresident y su entorno.
Los Mossos d'Esquadra no disponían de "operación operativa y de inteligencia" sobre el paradero de Puigdemont ni tenían pistas de cómo ni cuándo regresó a territorio español, ha reconocido el propio Sallent. De esa forma, no ha podido confirmar si el expresident llevaba en Cataluña desde el martes, como ha apuntado el secretario general de Junts, Jordi Turull.
Sin pistas de inteligencia, los agentes de paisano desplegados en la zona del Arc de Triomf donde se había organizado el baño de masas de Puigdemont lo vieron en el mismo instante que el resto de ciudadanos que seguía el acto por televisión. "Lo visualizamos acompañado de una masa y autoridades políticas, lo que no hace oportuno ni idóneo la intervención en ese momento", ha apuntado Sallent.
La policía catalana, además, se fió de Puigdemont y los miembros de su partido, que llevaban días apuntando a que el expresident estaría presente en el Parlament para la investidura de Illa, sin que se les ocurriera la posibilidad de una huida.
Una "campaña de desinformación con elementos de confusión", en palabras de Sallent, que ha indignado tanto al comisario jefe como al conseller de Interior en funciones, Joan Ignasi Elena, por considerarlo una actitud impropia de quien presidió la Generalitat.
Rodeado en todo momento por sus seguidores, Puigdemont subió al escenario -cuyo 'backstage' estaba protegido por unas vallas amarradas con bridas- y, visiblemente nervioso, se dirigió a los suyos en un breve discurso de poco más de cuatro minutos.
En cuanto terminó, despidiéndose con un equívoco "no sé cuándo volveremos a vernos", abandonó rápidamente la tarima junto a Turull y a su abogado Gonzalo Boye y se adentró en la comitiva de cargos que avanzaba hacia el Parlament.
Una comitiva integrada, entre otros, por el presidente del Parlament, Josep Rull -segunda autoridad de Cataluña-, y otros cargos electos -entre ellos los expresidents Artur Mas y Quim Torra. Ninguno de ellos iba acompañado de escolta, porque los que cuentan con ese servicio de protección de Mossos habían renunciado a él esa misma mañana.
Los agentes de la Comisaría de Información, que estaban desplegados en la zona de paisano, intentaron acercarse a Puigdemont en ese momento, pero "una masa de personas configuró un muro" que les cerró el paso, ha detallado Sallent, y publica EFE.
Oculto entre la masa que lo arropaba, Puigdemont aprovechó entonces para deslizarse hacia una carpa próxima montada con motivo del acto, donde tanto él como Turull se colocaron un sombrero de paja, idéntico al que usaban los miembros de la organización del acto.
Desde allí, se movieron con rapidez hasta un turismo de color blanco -propiedad de un mosso d'esquadra, ya detenido- que llevaba una silla de ruedas sobre el asiento del copiloto, visible desde fuera, con lo que podía pasar por un coche de discapacitado con permiso para estacionar en una zona privilegiada.
El coche que llevaba a Puigdemont, un Honda de color blanco, emprendió la huida a toda velocidad en dirección a la Estación del Norte de Barcelona y, posteriormente, descendió por las calles Nàpols y Sardenya, rodeando el parque de la Ciutadella que alberga el Parlament.
En ese trayecto fue perseguido por los Mossos d'Esquadra con una conducción "no rectilínea" que hizo pensar a los mandos policiales que planeaba entrar por otra de las puertas del recinto de la Ciutadella para acceder al Parlament.
No fue así. El turismo de Puigdemont giró por el paseo Circumval.lació, aún con el coche de los Mossos detrás, pero un semáforo en rojo cerró el paso al vehículo policial y dio al expresidente de la Generalitat unos minutos de ventaja que fueron claves para asegurarse la huida, en una zona cercana a las rondas que permiten cruzar Barcelona a toda velocidad.
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