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Los once personajes de la mascarada Los Carochos reciben el Año Nuevo en Riofrío de Aliste

Un rito pagano declarado Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León que fue recuperado a comienzos de la década de los setenta del siglo XX

Los once personajes de la mascarada Los Carochos reciben el Año Nuevo en Riofrío de Aliste
Una imagen de la celebración de Los Carochos (Foto Lucía Blanco)
Teresa Santos
Teresa Santos
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Riofrío de Aliste recibe el año nuevo como manda la tradición en este municipio zamorano. Los once personajes de la mascarada de Los Carochos salen a la calle cada 1 de enero para celebrar con sus vecinos y visitantes un rito ancestral que han sabido mantener de forma colectiva.

Al mediodía de Año Nuevo, tras el lanzamiento de un cohete, irrumpen los dos diablos envueltos en humo, vestidos de negro y con las largas e intimidantes tenazas rojas del Carocho, en medio del ensordecedor sonido de los cencerros, y "en una imagen de gran belleza y sobresaliente simbología ritual", como se resalta desde la Asociación Cultural Amanecer de Aliste.

Detrás de los dos protagonistas de esta celebración alistana, le sigue el grupo de 'Los Gitanos', dirigiendo un carro tirado por burros, que con sus chascarrillos intercambiarán entretenidos diálogos con los espectadores presentes en este rito pagano declarado Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León en 2002. Cierran la comitiva 'Los guapos' y el personaje de 'El del Lino', un intérprete con libertad de movimientos en todo el ceremonial.

Los componentes de la obisparra de Riofrío pasan casa por casa a pedir el aguinaldo a sus convecinos. En los diferentes espacios públicos dejan constancia de su papel en la cohesión e identidad colectiva, el contenido simbólico y la diversidad de significados que atesora esta mascarada, definida por algunos antropólogos como una de las más complejas y completas en escenas diferentes del panorama peninsular, tal y como se recuerda desde Amanecer de Aliste.

Se trata de una fiesta altamente participativa por parte de los habitantes de la localidad alistana, una unión que ha conseguido su actual vitalidad y la pervivencia de esta celebración tras su recuperación a principios de la década de los 70.

Esta mascarada sigue la tradición histórica de celebración en el marco de los llamados Doce Días Mágicos, desde Navidad a Reyes. "El momento en que las antiguas sociedades agrarias concebían el tiempo cíclico y no lineal como en la actualidad, motivo por el que uno de los momentos más importantes para sus vidas era el solsticio de invierno, cuando la luz vencía a la oscuridad", se explica desde la misma asociación. "Es el momento en que la naturaleza es un auténtico caos y los demonios, en realidad dioses de la fertilidad, vienen a garantizar sus cosechas".

Una jornada protagonizada por el sonido de los cencerros, la indumentaria estrafalaria de los personajes de esta mascarada, el vibrante sonido de las tenazas articuladas, el rumor del traje de papel de 'Los Filandorros', el lanzamiento de ceniza a los pies de los espectadores o el polvo del corcho quemado que le sirve al Diablo Chiquito "para dejar su suave señal en la cara y, de paso, explicar sin palabras el sentido fertilizador de su gesto".

En los últimos años, la masiva presencia de fotógrafos profesionales y aficionados con sus cámaras y móviles, en ocasiones, impiden el desarrollo normal de algunas figuras de la comitiva carochera, especialmente, en el caso de los diablos. De ahí que desde la Asociación Cultural Amanecer de Aliste, entidad de jóvenes que mantiene y organiza Los Carochos, hiciera un llamamiento a los fotógrafos para que no se coloquen en medio de la calle por donde van en carrera los diablos, ya que en el caso del Diablo Grande "su máscara apenas le permite ver, desarrolla un gran esfuerzo físico y puede producir un accidente, una circunstancia que hay que evitar".

Riofrío de Aliste ha intensificado este 2024, con varias actuaciones, el interés y la adhesión en favor de Los Carochos. Además de la publicación de la revista número 13 y el pequeño libro a colorear para el público infantil cuya autora es Alba Bartolomé Regalado, Carlos Adeva ha pintado un mural de 110 metros cuadrados titulado 'Los Superhéroes', mientras que el artista Emilio Gallego ha fundido en bronce una carocha después de seguir un proceso artesanal muy meticuloso.