El Ayuntamiento de la ciudad, en colaboración con el coro OckhamChoir, ofrece este concierto de música religiosa
Pablo Durán, director del Coro del Miserere: "Te emociona, independientemente de si sientes, crees o no crees"
El director del Coro del Miserere habla sobre uno de los momentos más emblemáticos de la Semana Santa de Zamora
La noche del Jueves Santo, el Coro de la Penitente Hermandad de Jesús Yacente protagoniza uno de los momentos más conocidos y esperados de la Semana Santa de Zamora, cuando interpreta el Miserere, del compositor valenciano José María Alcácer. La tradicional y sobrecogedora situación que se crea en la plaza de Viriato, se traslada este año, por primera vez, a la plaza de la Catedral, con motivo de la celebración del Año Jubilar de la Esperanza. Pablo Durán Campos (Madrid, 1972), casado y con dos hijos, lleva medio siglo en Zamora. Recibió una amplia formación musical, se licenció en Derecho y es funcionario municipal del área de Recaudación. Durante las últimas semanas, ha dirigido los ensayos, que terminarán con el programado para el mismo día de la procesión.
¿Cuál fue su primer contacto con la música?
Con siete años. Mi madre cantaba y mi padre estuvo en un coro. Fue una tía de mi madre, que pasaba temporadas en casa, quien dijo que el niño tenía buen oído y que me pagaba las clases. Entonces, en Zamora no había Conservatorio y me examinaba en Salamanca. Ya aquí, Empecé con Tere Matilla, la directora del coro de Cristo Rey y primera directora del conservatorio de Zamora. Todos los de mi edad se acordaran de ella.
¿Cuándo entró en el Coro Sacro?
A los quince años. Lo dirigía Jerónimo Aguado y recuerdo que la primera canción que canté fue el motete de María Magdalena, de Juan García Salazar, maestro de capilla de la Catedral de Zamora.
¿En qué cuerda estaba?
Ahora, soy barítono, aunque empecé sin estar porque fui con mi madre, que era contralto, y yo tenía la voz a medio hacer, con trece años. Entonces, don Jerónimo me dijo que estuviera tranquilo un tiempo y me iba a los conciertos con el estandarte. En este intervalo, aprendí todas las cuerdas y, cuando quería tirar de alguien, pues Pablo. Pasaron los años y empecé a encargarme más del coro cuando el director empezó a estar enfermo.
¿Cómo era Jerónimo Aguado?
Era un hombre muy nervioso, entrañable y muy buena persona. En primero de BUP, me dio clase de Religión en el Instituto, el año que se jubilaba, en 1986. Yo ya le conocía por el Coro Sacro. Era muy afable y muy cariñoso pero también tenía mucho carácter. Siempre decía ‘el coro no es lo primero pero tampoco es lo último’. Yo fumé durante un tiempo y, cuando me cruzaba con él, escondía el cigarro. Con el paso del tiempo, cuando salíamos de viaje o cuando había alguna actuación más importante que Don Jerónimo quedó para las misas, la Catedral y yo acompañaba al órgano. Él estaba ya delicado y murió en 2003, con 82 años. Mi primer Miserere como director fue en abril de ese año. Don Jerónimo me llamó y me dijo que había comunicado a la Hermandad que ese año ya no lo iba a hacer. La madrugada, el frío, los nervios, vestirse con la túnica, salir de casa a la una de la mañana… Y que había propuesto que lo hiciera yo.
¿Qué pensó?
Que menuda, la que me ha caído porque yo era conocido para 40 personas del Sacro pero ponerme al frente del Miserere era ponerme al frente de 200 personas.
Ahora, con la tecnología, son cientos de miles y de todas partes.
Si, pero no quiero ser consciente de eso. No pienso más allá de lo que ocurra en la plaza. Me pasa igual que en los ensayos. Se me pone la gente detrás pero yo no estoy pendiente de quién escucha o graba, sino de prestar atención, corregir y cortar.
¿Cuántos cantores son?
Tengo en la lista unos 240 este año. Suelo quitar los que llevan dos o tes años sin acudir sin motivo. Este año, hay cinco nuevos.
¿Tiene un grupo de WhatsApp con todos ellos?
Tengo una lista de difusión, aunque eso conlleva el problema de que el mensaje no llega si no me tienen grabado.
Que no se despiste alguno y vaya este año a la plaza de Viriato.
Eso espero. Imagino que todos irán a la plaza de la Catedral. Están avisados y se ha hablado mucho del cambio de lugar.
¿Qué le parece el cambio?
El cambio está justificado por el Año Jubilar de la Esperanza. También hay que tener en cuenta que nuestra sede canónica, es decir, la iglesia de referencia, es Santa María la Nueva pero está ocupada con un pequeño museo, ya que hay piezas del Museo de Semana Santa, que está en construcción. Yo ya digo que el Cristo Yacente es como un peregrino porque llevamos más de una década rotando de un lado a otro. Cuando no era el Museo eran las obras en la propia iglesia. Entonces, hemos salido muchos años de San Andrés; ahora, hasta la Veracruz. Hemos salido de San Cipriano, hemos salido del Tránsito y seguimos dando vueltas. Con motivo del Año Jubilar, se dijo que podía ser buena idea salir de la Catedral que es la iglesia madre en esta época.
¿Cómo da el tono en el Coro del Miserere?
Tengo un diapasón cromático. Mira, te lo voy a enseñar. Doy un la bemol. Aquí sacas todo el acorde completo pero, en el Miserere, solo cojo el la. Entonces, escuchan esto. (Sopla suavemente para que se escuche la nota). Y, a veces, tengo que recordarles que no hace falta repetir la nota.
¿Qué tiene la plaza de Viriato para que se produzca ese efecto con el Miserere?
Para los que somos religiosos, católicos y espirituales, podemos decir que se produce un momento de comunión, de conexión con Dios, con uno mismo, con todos los que estamos allí, incluso con los que ya no están y han cantado con nosotros. Se produce una situación mágica. Ese día me acuerdo mucho de don Jerónimo. Algunas veces pienso que ahí estará, moviéndome la mano.
La tremenda popularidad de este acto hace que usted sea menos conocido como director del Coro Sacro ‘Jerónimo Aguado’ que como director del Coro del Miserere.
Puede ser pero yo hago mucho más en el Sacro que en el Miserere. En el Miserere, ensayo seis veces y canto una al año. En el Sacro, ensayo todas las semanas, a veces dos o tres días por semana, y hacemos una media de 35 actuaciones al año, dentro y fuera de Zamora. Este año, hemos hecho ya de todo. Solamente en Semana Santa, dos viacrucis para el Yacente, un novenario para la Soledad, un novenario de Nuestra Madre, hemos hecho el quinario de la Soledad y la recuperación del Canto de las Cruces para la Cofradía del Via Crucis. Vamos a ir a Vitoria, a un intercambio con otro coro. Dimos cinco conciertos en Navidad. El año pasado, la Novena de Beethoven en castellano en el Auditorio Nacional, junto con la Joven Orquesta Sinfónica de Valladolid y el coro local Aures Cantibus.
¿Cuál es el principal reto para conseguir un resultado lo más correcto posible con cantantes aficionados?
Aparte de la respiración, lo principal es que no canten con la garganta. Especialmente, los tenores. No se trata de transmitir esfuerzo. Además, la gente tiende a echar por tierra el falsete o la voz más arriba. Súbete la voz a la cabeza, intenta que no te suene aquí. (Se toca la garganta). Muchas veces, les digo, ‘capucha de monje’. Con poquito que suene, ese poquito de cada uno, dependiendo de dónde estemos, aprovechar las resonancias y escuchar lo que ocurre. Que no te suene aquí, que te vibre aquí,. Arriba (Señala la cabeza). Se lo digo con frecuenta y, también, a los hombres y a las mujeres del Sacro. Las voces femeninas, cuando tienen que dar un agudo, o está colocado en su sitio o no suena como tiene que sonar.
¿Cuántos años tienen el cantor más joven y mayor en el Miserere?
El más joven, trece años, hijo de un tenor del Coro. El mayor, tiene 82 años.
¿Cuántos miembros del Coro viven fuera de Zamora?
Hay gente de todas partes. Tengo gente del Reino Unido, de Polonia, hasta hubo uno que vino de Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos). De Valencia, de Barcelona, de Sevilla, de Zaragoza, de Madrid, muchísima gente. La Hermandad del Yacente hizo un estudio y resultó que más de la mitad reside fuera de Zamora.
¿Cuántas veces le han preguntado por qué no aceptan mujeres en el Coro del Miserere?
La Cofradía ya es mixta, como todas las demás. Los Estatutos de la Hermandad recogen que la obra que se canta es el Miserere del padre José María Alcácer, compuesto para tres voces graves, es decir, tenor, barítono y bajo. No soy sospecho de no querer dirigir un coro de voces femeninas porque ya dirijo durante todo el año un coro de voces mixtas. Luego, está el tema de si encajaría en esta obra. Quizá se podría probar pero habría que timbrar, allá, arriba, a la soprano en un fa sostenido. ¿Estamos preparados para otro tipo de obra? Cuando lo tengamos claro y la Hermandad así me lo transmita, no tengo el menor inconveniente.
¿Cómo se vive desde su puesto esa escena?
A lo largo de los años dirigiendo, he experimentado la responsabilidad y, ahora, el disfrute y la emoción. Los primeros años, los nervios no me dejaban sentirlo ni vivirlo. Después, poquito a poco, he pasado a otro estado. Pero es verdad que, si estás por disfrutarlo y emocionarte, es escalofriante, pone los pelos de punta. Hay gente que llora. Yo, algún año, incluso se me ha mezclado la lluvia que caía con las lágrimas. Al final, son muchas cosas. Es tu vida entera, tus recuerdos, los que ya no están, tu camino anual... Sin ir más lejos, el segundo sábado de Cuaresma, yo tenía ensayo de la Buena Muerte, ensayo del Miserere y el concierto del centenario del Silencio, en la Catedral, junto con Aures Cantibus. Ese día se juntó todo. Mi madre estaba ingresada desde el día 13 y el pronóstico no era bueno y me tocaba dirigir. Hice lo que pude y el martes, 18, mi madre falleció. Sé que me va a costar gestionar todo esto y que voy a ir mal en la procesión del Yacente. Mi madre, que vino de Madrid, era muy religiosa pero no especialmente semanasantera. En Semana Santa, lo único que mi madre iba a ver era el Miserere.
Todavía más especial, entonces, el Miserere de este año.
Sí. Es algo especial. Te emociona, independientemente de si sientes, crees o no crees. A ellos, se lo digo siempre: Esto no tiene sentido si no lo vivís, lo comprendéis y lo transmitís. Si no os emocionáis, no vais a transmitir emoción. El día que estamos todos en conexión con lo que estamos haciendo, ese día la plaza se queda muda.
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